Antecedentes del proyecto WIDE

La pandemia de COVID-19 ha creado la mayor perturbación en los sistemas educativos de la historia, afectando a casi 1600 millones de alumnos de más de 190 países de todos los continentes. La enseñanza a distancia fue la solución obvia al confinamiento, y las escuelas y empresas de todo el mundo hicieron lo posible por idear soluciones interactivas para el distanciamento social mientras enseñan.

Ahora se pide a los sistemas educativos que aprovechen las lecciones aprendidas, incorporando la innovación generada bajo emergencia, e integrando nuevos enfoques, métodos y prácticas.

En muchos países, los educadores se esfuerzan por integrar la Enseñanza Digital en sus planes de estudio, reorganizando su oferta y sus sistemas de enseñanza de acuerdo a ello. Sus preocupaciones previas parecen centarse en los requisitos técnicos y las herramientas de los sistemas de enseñanza digital, en cómo explotar las oportunidades ofertadas por estos sistemas para una enseñanza efectiva, cómo integrarlos en la actividad curricular (aprendizaje mixto) y en qué tipo de habilidades y competencias deberían tener los profesores y los alumnos para usar estas nuevas herramientas de la mejor manera posible.

Por otro lado, el confinamiento ha evidenciado que la interacción digital está cambiando nuestros planteamientos, nuestras formas de organizarnos, y nuestra expresión. También es cierto que la sobrecarga que viene de conectarse a internet durante un largo tiempo es extremadamente agotadora, tanto física como psicológicamente. La enseñanza digital implica, no solo la necesidad de copiar y adoptar la llamada ”mentalidad digital”, sino también el bienestar de cada persona involucrada (educador/profesor, alumno).